lunes, 25 de abril de 2016

La fuente de la felicidad / Senda Divina~ Swami Sivananda

Esta dicha podemos experimentarla conscientemente cuando nuestra mente se vuelve inocente  a través de práctica regular y sincera y se fundde en su fuente, la consciencia o Atman

La fuente de la felicidad 
~ Swami Sivananda
El hombre desea felicidad. Evita el dolor. Remueve el cielo y la tierra para obtener la felicidad que desea de los objetos sensoriales, y he ahí que se enreda en las redes inextricables de Maya. ¡Pobre hombre! No sabe que esos objetos son perecederos y evanescentes, finitos y condicionados en el tiempo, el espacio y la causación. Y lo que es más, fracasa en obtener de ellos la felicidad deseada.

Un triste espectáculo

La persona mundana está siempre sumida en la tristeza. Siempre lucha por obtener algo, dinero, poder, posición, etc. Vive siempre en estado de ansiedad por si lo conseguirá o no; e incluso cuando al fin posee lo que tanto deseó, le atormenta terriblemente la idea de perderlo.

Una persona rica posee abundantes riquezas, pero supongamos que no tiene hijos. Se siente apenada en su corazón. Un pobre, sin embargo, tiene catorce hijos, pero no tiene cómo alimentarles, por lo que se siente desdichado. Otro hombre tiene riquezas e hijos, pero uno de éstos decide hacerse vagabundo, por lo que el padre se preocupa. Aún otro hombre posee riquezas e hijos buenos, pero su esposa es quisquillosa. Nadie es, pues, feliz en este mundo.

El juez se siente descontento, pues anhela convertirse en juez supremo. También el ministro se siente descontento, pues desea convertirse en primer ministro. El millonario se siente descontento, pues ambiciona convertirse en multimillonario, o Croropati. El marido está descontento porque su esposa es negra y flaca; desea casarse con otra más guapa. Pero la esposa se siente, a su vez, descontenta, y
desea divorciarse para casarse con otro hombre más joven y rico. Una persona delgada se siente infeliz; desea engordar, por lo que toma aceite de hígado de bacalao. Pero también la persona gorda es infeliz; desea adelgazar y toma pastillas adelgazantes. 

Ninguna persona está, pues, contenta en este mundo. El médico piensa que el abogado deber ser muy feliz. Pero el abogado piensa, a su vez, que el hombre de negocios debe ser más feliz. Éste piensa, sin embargo, que el juez es más feliz. El juez cree que más feliz que él es un profesor. Nadie es feliz en el mundo. El emperador no se siente feliz. El dictador no es feliz. El presidente de un gobierno no es feliz. Ni siquiera el dios Indra es feliz.

 ¿Quién es entonces feliz? El sabio es feliz. El Yogui es feliz. Quien ha controlado su mente es feliz.

La felicidad proviene únicamente de la paz de la mente. Pero ésta proviene, a su vez, de un estado de mente en el que no hay deseos, ni ilusión, ni percepción de los objetos, ni pensamiento acerca de los objetos. Has de abandonar todo deseo de placer antes de poder penetrar en el reino de la paz.

La causa del dolor es el placer. La causa de la muerte es el amor a la vida sensorial. Abandona todo placer sensorial si no deseas padecer dolor. Abandona la vida sensual si no deseas morir.

El goce del objeto deseado no puede producir la satisfacción de dicho deseo. Por el contrario, agrava e intensifica los deseos, inquietando aun más la mente por causa del anhelo (Trishna), de igual modo que al verter aceite el fuego crece.

Muchas personas ricas, a pesar de sus inmensas riquezas y de poseer dos o tres mujeres, se sienten extremadamente miserables e infelices. He conocido a varios ricos terratenientes, y todos ellos se sienten descontentos, inquietos, malhumorados y muy desdichados. Es, pues, evidente que la felicidad no yace en dinero, ni en los objetos, ni en las mujeres.

La fuente de la felicidad

No existe ninguna felicidad en ninguno de los objetos mundanos. No existe una sola pizca de felicidad en los objetos, porque éstos son insensibles. Incluso la felicidad sensual es tan sólo un reflejo de la dicha átmica, o del Ser. Indica una ignorancia absoluta pensar que se deriva ningún placer de los objetos sensoriales o de la mente.

Cuando se produce un deseo en la mente, ésta se llena de actividad,(Rajas). La mente se agita. Se inquieta e impacienta. Y permanecerá inquieta hasta obtener el objeto deseado. Sólo cuando se obtiene y disfruta el objeto, cuando el deseo ha sido gratificado, la mente tiende hacia el Alma Interna. Cesa entonces de funcionar y se llena de pureza, o Sattva. Todos los pensamientos se desvanecen durante apenas un segundo, y la mente descansa entonces en el Alma Interna. La dicha del Alma se refleja en el intelecto. Pero el hombre ignorante cree obtener la felicidad del objeto, al igual que el perro que mordisquea un hueso seco imagina hallar placer en ello y que sale sangre de él, cuando en realidad la sangre procede de su propio paladar.

La auténtica felicidad se halla dentro de uno

La verdadera felicidad se halla dentro de ti. Se halla en el Atman. Es subjetiva. Se manifiesta sólo cuando la mente se concentra. Cuando los sentidos (Indriyas), se abstraen de los objetos externos, cuando la mente permanece fija en un punto, cuando se destruyen los deseos sutiles (Vasana-kshaia) y se aniquila la mente (Manonasa), cuando dejas de albergar deseos y pensamientos, la dicha átmica
empieza a amanecer y empiezas a experimentar la felicidad espiritual(Ananda- bienaventuranza). 

El almizcle se encuentra en el ombligo del ciervo y, sin embargo, éste corre de aquí para allá para olerlo. El collar se halla en el cuello de la damisela, pero ésta corre de un lado a otro en su busca. El valioso diamante se halla en tu interior, Sin embargo corres en vano tras los trozos de cristal. 
De igual modo, el océano de dicha se halla en tu interior, la fuente de felicidad está dentro de ti y, sin embargo, corres de aquí para allá en su busca. El Sol de soles brilla siempre dentro de ti mismo, mas sus ojos cegados no pueden contemplarlo. El sonido eterno resuena en tu interior, mas tus oídos ensordecidos no pueden escuchado.

Ve adonde quieras, a Gulmarg o a Pahalgam, a Kashmir, a Daryeling o a Simia, a Viena o a los Alpes. Da lo mismo. No hallarás verdadero descanso. Las maravillosas vistas podrán relajar tu retina durante apenas un segundo. Pero la atracción y la repulsión (Raga y Dvesha), los celos, la pasión y la avaricia están en todas partes.

Hallarás la misma tierra, el mismo cielo, el mismo aire y la misma agua. Y llevas contigo a tu propia mente. La imaginación y el cambio de lugar han engañado siempre a no pocos. ¡Oh hombre! Permanece contento. Vive donde desees, pero disciplina tu mente y sentidos. Medita en el Ser Interno, (Antaratman), incesantemente. Ahí hallarás la paz duradera. Entonces dejará tu mente de
engañarte.

El Raja (Rey) Bhartrihari, el Raja Gopichand y Buddha abandonaron sus reinos y todo tipo de objetos placenteros, palacios, música, hijos, esposa, etc., sólo para alcanzar la dicha átmica imperecedera. Alcanzaron la inmortalidad. Y ellos no eran locos. De haber habido auténtica felicidad en los objetos, habrían permanecido en este mundo. La dificultad estriba en que los hombres mundanos, con un intelecto mundano (Viavaharic Buddhi), no son capaces de entender ni concebir la dicha espiritual súper sensorial que existe más allá de los sentidos, la mente y el intelecto.