lunes, 4 de abril de 2016

DESTINO, FATALISMO Y LIBRE ALBEDRÍO ~ Swami Sivananda

DESTINO, FATALISMO Y LIBRE ALBEDRÍO

El mecanismo del destino

Todo acto produce un doble efecto en el que lo ejecuta, uno en la naturaleza interior, en la forma de una tendencia buena o mala, y el otro en la forma del fruto, recompensa o castigo. El Karma pasado influye en la vida actual de dos maneras, internamente, como carácter o tendencia, y externamente, como destino. Si haces algo, creas un Samskara o impresión sutil en la mente subconsciente o Chitta. El Samskara causa una tendencia. La tendencia se desarrolla en hábito por la repetición de las acciones. El hábito se manifiesta como carácter. El carácter se desarrolla como destino. Este es el orden: Samskara, tendencia, hábito, carácter y destino.

Libre albedrío y fatalismo

Vasishtha le pide a Rama que haga Purushartha (esfuerzo). No te rindas al fatalismo. Generará inercia y pereza. Purushartha es el esfuerzo correcto. Prarabdha es Purushartha del último nacimiento. Siembras una acción y recoges un hábito; la siembra de un hábito da como resultado el carácter. Siembras un carácter y recoges un destino. El hombre es al amo de su destino. Tú mismo haces tu destino. Puedes anularlo si quieres. Todas las facultades, energías y poderes están latentes en ti. Despliégalos y libérate.

Hay cierta conexión definida entre lo que estás haciendo ahora y lo que te sucederá en el futuro. Siembra siempre las semillas que generen frutos agradables y que te hagan feliz aquí y en el más allá.

Destino: Energías del pasado oculto operando en el presente

Se le da el nombre de “mala suerte” a la fuerza invisible que genera experiencias desagradables y prueba la paciencia de uno, y en la cual el hombre en cuestión se inclina a creer que merece una suerte mucho mejor que esa. En la vida, no hay tal cosa como accidente, casualidad, destino o suerte; esas son todas apelaciones que se dan a los resultados de las propias acciones pasadas.

Cada pensamiento, deseo, imaginación o sentimiento causa una reacción. La virtud genera su propia recompensa; el vicio genera su propio castigo. Este es el trabajo de la ley de reacción. Dios no castiga al malvado ni recompensa al virtuoso. Son sus propios Karmas los que generan recompensa y castigo.

El carácter bumerán de toda acción

Toda acción está sujeta a reaccionar sobre uno con igual fuerza y efecto. Si le haces algún bien a otro hombre, en verdad te estás ayudando a ti mismo; porque no hay nada además del Ser y Poder omnipresente. Tus acciones virtuosas reaccionarán sobre ti con buenos efectos. Te traerán gozo y felicidad. Tus acciones erróneas e injustas reaccionarán sobre ti con efectos malos y dolorosos. Te traerán pena, sufrimiento y aflicción. Por lo tanto, vive para hacer el bien a los demás. Se bueno con todos. Nunca causes daño a otro.

Construye una rueda de buena suerte

Ten deseos santos. Brillarás con Gloria Divina. Con la seguridad de la ley inmutable de causa y efecto, un hombre puede proceder serenamente a buscar lo que desea lograr. Por lo tanto, ten pensamientos divinos. Con seguridad tendrás éxito en tus esfuerzos bien dirigidos. Nada se pierde en la naturaleza.

Las personas de voluntad gigantesca han desarrollado su voluntad mediante el Karma hecho en innumerables nacimientos. Las potencias de esas acciones se juntan y en un nacimiento el hombre que se esfuerza se manifiesta como un gigante como Buda, Jesús y Shankara. Se necesita un esfuerzo paciente e incansable.

Fatalismo y doctrina del Karma

La creencia en el Karma es diametralmente opuesta a la doctrina del fatalismo. El fatalismo causa inercia, letargo, debilidad de voluntad y esclavitud. Aniquila la fe, induce a la gente al temor, destruye la ética, impide el crecimiento y la evolución. Mientras que la doctrina del Karma es un incentivo para la acción de modo de mejorar las propias condiciones. Es una fuente de solaz y paz. Da oportunidad para el crecimiento y la evolución. Afirma positiva y definitivamente que aunque el presente, del cual el hombre mismo es el creador y autor, sea inalterable e irrevocable, él puede mejorar su futuro cambiando sus pensamientos, hábitos, tendencias y modos de acción. Aún un hombre desamparado e indefenso se vuelve alegre cuando entiende esta doctrina del Karma. Ésta proporciona la explicación más racional sobre el destino.