miércoles, 10 de agosto de 2016

El proceso de la sublimación del sexo ~ Swami Sivananda



 El Sexo y el proceso de la sublimación del sexo 
~ Swami Sivananda

Ahí está la gran ilusión frente al hombre, perturbándole en la forma de la mujer. Ahí está la gran ilusión frente a la mujer, perturbándola en la forma del hombre. Ve a donde quieras, a Ámsterdam, a Londres, a Nueva York. Analiza este mundo de experiencias fenoménicas. Únicamente hallarás dos cosas: sexo y ego. 

Este mundo no es más que sexo y ego. El ego es lo principal. Es la base de la que depende el sexo. El sexo y el ego son productos de la ignorancia, o Avidia. El hombre, dueño de su propio destino, ha perdido su gloria divina, convirtiéndose en un esclavo, o en una herramienta en manos del sexo y del ego, debido a su propia ignorancia.

El mundo entero es sexual

La pasión es la reina suprema en todas las partes del mundo. Las mentes de las personas están llenas de pensamientos sexuales. El mundo entero es sexual. Todo el mundo permanece bajo una tremenda intoxicación sexual. Todos están engañados y actúan en el mundo con un intelecto pervertido. No se piensa en Dios. No se habla de Dios. Todo consiste en modas, restaurantes, hoteles, cenas, bailes, carreras y cines. Su vida acaba en el comer, el beber y el procrear. Eso es todo.

La juventud actual del mundo mira indiscriminadamente a Occidente para su propia ruina. Los hombres son arrastrados por la codicia. Pierden su sentido de la rectitud, así como del tiempo y del lugar. Nunca discriminan entre lo recto y lo equivocado. Pierden todo sentido de la vergüenza. Lee la lista de los crímenes (pillaje, saqueo, rapto, asalto y asesinatos) que se presentan a juicio ante los tribunales. La lujuria se halla en la raíz de todo ello, ya se trate de codicia por el dinero o de codicia por el placer carnal. La codicia arruina la vida, la pureza, la fortaleza, la vitalidad, la memoria, la riqueza, la fama, la santidad, la paz, la sabiduría y la devoción.

El poder del impulso sexual
El instinto sexual es el mayor impulso que existe en la vida humana. La energía sexual llena por completo su mente, intelecto, Prana, sentidos y todo su cuerpo. Es uno de los factores más antiguos que han permanecido aún en su constitución de ser humano.

El hombre tiene mil y un deseos. Pero su deseo central y más fuerte es el sexual. El deseo fundamental es el impulso por conseguir pareja. Todo depende de este deseo básico y central. El deseo de dinero, de hijos, de propiedades, de casas, de ganados, etc., surgen después.

Debido a que la creación entera de este universo ha de ser preservada, Dios hizo muy, muy poderoso el deseo sexual. De otro modo, habrían surgido con bastante facilidad muchos Jivanmuktas (Liberados), igual que graduados de universidad. Sólo requieren un poco de dinero, memoria, inteligencia y un poco de dedicación. Sin embargo, extinguir el impulso sexual es como escalar un empinado risco. 

Quien ha erradicado por completo su pasión y se ha establecido en el Brahmacharia mental, es él mismo Brahman, o Dios.

El instinto sexual es el más poderoso. Te atacará siempre con fuerzas renovadas. Se ocultará en los compartimentos subterráneos de tu mente y te asaltará en cuanto en cuanto dejes de permanecer vigilante. Visvamitra cayó víctima de Ménaka. Otro gran Rishi quedó prendado de Rambha. Jaimini de la falsa mujer Masa. Un poderoso Rishi se sintió excitado al contemplar el apareo de dos peces. Un aspirante mundano arrastró incluso a la mujer de su Guru.

Muchos aspirantes no son conscientes de este impulso secreto que es un enemigo traicionero. Piensan
que son muy puros y que están a salvo, pero cuando se les pone a prueba, caen víctimas sin esperanzas. Permanece siempre solo, medita y aniquila este impulso. En el Ñani, el deseo sexual está erradicado por completo. En el Sádhaka permanece bien controlado. En el hombre mundano causa destrucción cuando no se lo controla. Existe en él en su estado de expansión plena, por lo que no puede resistirlo y acaba por entregarse a él.

El gozo y la represión

El placer no puede producir satisfacción. Es un error creerlo así. El placer acrecienta el deseo. Es como echarle aceite al fuego. El placer fortalece, incrementa y agrava el deseo. Observa el caso del Raja Jayati de antaño. Se apropió del estado de juventud de su hijo para poder disfrutar del placer sexual durante miles de años. Pero al fin, llora en su vejez con amargura, exclamando: “¡Ay! ¡Qué tonto he sido! Mis deseos sexuales van en aumento. Los deseos no tienen fin. He malgastado mi vida. ¡Oh Dios! Ten misericordia de mí. Sácame de esta ciénaga del Samsara.”

La represión o la supresión del deseo sexual no servirá de mucho. Se manifestará de nuevo con doble fuerza cuando surja la oportunidad adecuada, cuando tu voluntad se debilite, cuando disminuya tu desapasionamiento, o Vairagya, cuando falle tu meditación, o tu Sadhana yógico, o cuando te debilites debido a cualquier enfermedad.

La represión del impulso sexual no supone su erradicación. No puedes nunca librarte de lo que has suprimido. El deseo sexual suprimido te atacará de nuevo una y otra vez, y producirá sueños sexuales, irritabilidad e inquietud de mente. 

La energía sexual debe ser transmutada en energía espiritual, o Ojas-Shakti, a través de la práctica de Japa, la oración, la meditación, el estudio de libros religiosos, el Pranayama, las Asanas, etc. Solamente entonces se aniquilará el deseo sexual.

El proceso de la sublimación del sexo

Si la energía se transmuta en energía espiritual por medio del pensamiento puro, esto se llama sublimación del sexo en la psicología occidental. De igual modo que una sustancia química es sublimada o purificada convirtiéndola por medio del calor en vapor, el cual se vuelve sólido de nuevo, la energía sexual es, asimismo, purificada y transformada en energía divina por medio del Sádhana espiritual y cultivando pensamientos sublimes y elevados acerca del Ser, o Atman.

La sublimación no consiste en la supresión o la represión, sino en un proceso positivo, dinámico y transformador. La energía material se transforma en energía espiritual de la misma manera que el calor se transforma en luz y electricidad. Si controlas, transmutas y sublimas la energía reproductora, obtendrás un poder mental, u Ojas, tremendo. Ojas es la energía espiritual que se almacena en el cerebro. Por medio de pensamientos sublimes, de la meditación, el Japa, la adoración y el Pranayama, la energía sexual puede transmutarse en Ojas-Shakti.

Así como el aceite empapa la mecha y arde con una luz resplandeciente, de igual modo fluye el semen, o Viria, hacia arriba por la práctica del Sádhana yógico, convirtiéndose en Ojas o Tejas. Esta Ojas te ayuda mucho a meditar profundamente durante mucho tiempo. Es almacenada en el cerebro y ayuda en la contemplación. Incluso durante la vejez es útil. Disfrutas de buena memoria. Puedes escribir libros y realizar un trabajo intelectual asombroso. Se llama Urdhuareto-Yogi a aquel en quien la energía seminal fluye ascendiendo hacia el cerebro, donde se almacena como Ojas-Shakti, para ser luego utilizada con propósitos contemplativos durante la práctica de la meditación (Dhyana). Incluso no solamente transforma el semen de Ojas, sino que refrena, por medio de su poder yógico y de su pureza en pensamiento, palabra y obra, la formación misma del semen grueso por las células secretoras de los testículos o semillas. Éste es un gran secreto.

Los alópatas creen que incluso en el Urdhuareto-Yogi la transformación delsemen sigue produciéndose incesantemente, pero que el fluido se reabsorbe en la sangre. Esto es un error. Ellos no entienden los secretos y misterios yógicos internos. Aún están en la oscuridad y su visión concierne únicamente a las cosas ordinarias del universo. El Yogi penetra en la naturaleza sutil y oculta de las cosas por medio de su visión yóguica o de la visión interna de la sabiduría. El Yogi logra el control sobre la naturaleza astral del semen, previniendo así la formación misma del fluido.

El cuerpo de un hombre que es un verdadero Urdhuareto (que ha sublimado su energía sexual) tiene la fragancia del loto. Mientras que el hombre que no es un Brahmachari y en el que se forma el semen grueso puede oler como un macho cabrío.

El proceso de la sublimación del sexo es muy difícil, y, sin embargo, es muy necesario para el aspirante en el camino espiritual. Es la cualificación más importante del Sádhaka, tanto en el camino del Karma Yoga, como en Upásana (la adoración), en el Raja Yoga y en Vedanta. Debes conseguirla a toda costa. El hombre en el que la idea del sexo está muy arraigada no puede soñar en entender el
Vedanta ni en realizar a Brahman, ni siquiera en un centenar de nacimientos. La Verdad no puede habitar donde viva la pasión.

El sexo y la vida espiritual

La indulgencia sexual es un gran obstáculo en el camino espiritual. La tentación de la carne es tu enemigo invulnerable, que obstaculiza definitivamente tus prácticas espirituales. El impulso sexual debe ser controlado cultivando pensamientos sublimes y divinos, y por medio de la meditación. Debe producirse una sublimación completa de la energía sexual, pues solamente entonces se halla a salvo el aspirante. La aniquilación total del deseo sexual es el ideal espiritual último. Por tanto, cultiva siempre pensamientos sublimes y divinos. Los viejos pensamientos sexuales y negativos se desvanecerán gradualmente, del mismo modo que un clavo viejo sale de la madera al clavar sobre él otro nuevo. 

El estudiante yógico debe ser puro en pensamiento, palabra y obra. La sublimación perfecta difícilmente puede lograrse en uno o dos días. Requiere una lucha continua, con paciencia y perseverancia, durante algún tiempo. Incluso los hombres mundanos deberían mantener lo antedicho como el ideal ante ellos y tratar de realizarlo gradualmente. Cuando se alcanza el estado de la sublimación perfecta, se logra la pureza en pensamiento, palabra y obra. A partir de entonces, ningún pensamiento sexual volverá a penetrar en ti. El impulso sexual es una fuerza creativa. Dirige la energía sexual hacia el canal superior espiritual. De este modo se sublimará, se transformará en energía espiritual. A menos que te inspires con los ideales espirituales, te resultará muy difícil refrenar el instinto sexual.