¿Es posible la experiencia del Sí mismo para la mente, cuya naturaleza es cambio constante?
RAMANA MAHARSHI: Puesto que el guna-sattva (el constituyente de prakriti que inclina a la pureza, a la inteligencia, etc.) es la naturaleza de la mente, y puesto que la mente es pura e impoluta como el éter, lo que se llama mente es, en verdad, de la naturaleza del conocimiento. Cuando está en ese estado natural (es decir, puro), ni siquiera tiene el nombre de «mente». Es sólo el conocimiento erróneo, que confunde uno con otro, lo que se llama mente.
Lo que
era (originalmente) la pura mente sattva, de la naturaleza del puro
conocimiento, olvida su naturaleza-conocimiento debido a la nesciencia, se
transforma en el mundo bajo la influencia del guna-tamas (es decir, el
constituyente de prakriti que inclina al torpor, la inercia, etc.), está bajo
la influencia del guna-rajas (es decir, el constituyente de prakriti que
inclina a la actividad, las pasiones, etc.), imagina «soy el cuerpo, etc.; el
mundo es real», adquiere el consecuente mérito y demérito a través del apego,
la aversión, etc., y a través de las impresiones residuales (vasanas) de esto,
padece el nacimiento y la muerte.
Pero
la mente que se ha deshecho de su contaminación (pecado) a través de la acción
sin apego cumplida en muchas vidas pasadas, escucha la enseñanza de la
escritura de un verdadero guru, reflexiona sobre su significado y medita para
obtener el estado natural del modo mental de la forma del Sí mismo, es decir,
de la forma «Yo soy el Brahman», que es el resultado de la contemplación
continuada del Brahman. Así será eliminada la transformación de la mente en el
mundo bajo el aspecto del guna tamas, y su errancia en él, bajo el aspecto del
guna rajas. Cuando esta eliminación tiene lugar, la mente deviene sutil e
inmutable.
Sólo
por la mente que es impura y que está bajo la influencia de rajas y tamas, la
Realidad (es decir, el Sí mismo), que es muy sutil y sin cambio, no puede ser
experimentada; lo mismo que una pieza de tela de seda fina no puede ser cosida
con una barra pesada, o como los detalles de objetos sutiles no pueden ser
distinguidos por la luz de la llama de una lámpara que parpadea en el viento.
Pero
en la mente pura que se ha vuelto sutil e inmutable por la meditación descrita
arriba, la felicidad del Sí mismo (es decir, el Brahman) deviene manifiesta.
Como
sin mente no puede haber experiencia, a la mente purificada, dotada con el modo
extremadamente sutil (vritti), le es posible experimentar la felicidad del Sí
mismo, permaneciendo en esa forma (es decir, en la forma del Brahman).
Entonces, se experimenta claramente que el sí mismo de uno es de la naturaleza
del Brahman.