sábado, 31 de mayo de 2014

Enseñanza 43 – La naturaleza de la mente - Shri Sadguru Siddharameshwar Maharaj

Shri Sadguru Siddharameshwar Maharaj

Enseñanza 43 – La naturaleza de la mente

De una enseñanza sobre el Yogavasishtha


extracto del libro  AMRUT LAYAVOLUMEN II
por Shri Sadguru Siddharameshwar Maharaj

El Señor Rama había dicho a su gurú, el sabio Vasishtha, que la vida mundana había devenido excesivamente querida para él. Aunque él no debía estar apegado a ella, su amor por la ilusión le había llevado a aferrarse a ella. Si este amor empujaba sus pensamientos (chitta) hacia la aflicción como un imán, ¿cómo podía él superar indemne esta vida mundana? ¿Cuál puede ser el remedio para destruir esta ilusión?

 Es la mente misma lo que causa el engaño. La «mente» significa «decir algo»; es la aparición o la constatación de un pensamiento. Cuando la mente viene a ser, se origina la vida mundana; y cuando la mente es destruida, se acaba la vida mundana. Cuando aparece la mente, se olvida la «Verdadera Naturaleza» (Swarupa) de uno. La destrucción de la mente quiere decir la recordación de la «Verdadera Naturaleza» de uno. El individuo (jiva) ha entrado en el ciclo de los 8,4 millones de nacimientos debido a que ha olvidado su «Verdadera Naturaleza». Cuanto más disgusto desarrolla uno por la mera existencia mundana, tanto más se acerca uno a su «Verdadera Naturaleza». Lo mismo que los adultos tratan el orgullo de liderazgo de un niño como algo sin importancia mientras los niños juegan, así también los jñanis tratan la vida mundana como insignificante, y se abstienen de darle ninguna importancia. Si uno quiere liberarse de la red de la ilusión, hay un número de remedios disponibles para deshacerse de esta vida mundana si uno tiene un fuerte deseo de hacerlo.

 La mente corre sin freno en compañía de los deseos. Aunque la mente devenga estable, los deseos la excitan. ¿Cómo excita el deseo a la mente estable? ¿Qué es el deseo después de todo? Se llama deseo a la memoria de todo lo que ha sido hecho, oído, visto, o experimentado en el pasado, junto con un deseo de experimentarlo de nuevo. La mente se define como la memoria de este deseo. El soplo vital (prana), en combinación con los deseos, da a la mente su característica siempre cambiante y voluble. Los deseos deben ser abandonados, pues se debe a los deseos el que los objetos parezcan queridos. Los deseos son cultivados por una influencia anterior. El placer que uno encuentra en los deseos, es el goce derivado de los objetos. Los deseos perpetúan el goce del mundo material. La presencia de deseos explica nuestro amor por el mundo, y da vitalidad a la mente.


25/09/1933

 Paz, Luz y Amor