Shri Sadguru Siddharameshwar Maharaj |
Enseñanza 46 – El pensamiento correcto trae la Liberación
De una enseñanza sobre el Eknathi Bhagwat del santo Eknath
De una enseñanza sobre el Eknathi Bhagwat del santo Eknath
extracto del libro
AMRUT LAYAVOLUMEN II
por Shri
Sadguru Siddharameshwar Maharaj
¿Cuánto tiempo lleva obtener la Liberación cuando uno está en la compañía de
los santos? Las gentes no saben lo que es la Liberación, y sin embargo quieren
obtenerla. «Liberación» significa devenir libre, y «esclavitud» significa ser
esclavo. Es un estado de esclavitud. El concepto «yo soy el cuerpo» o «yo soy
el individuo (jiva)» le mantiene a uno expresamente en la esclavitud. El Sí
mismo es semejante al cielo sin límites; sin embargo, cuando está restringido
por la identificación con el cuerpo, asume el papel del individuo y en el
proceso atrae sobre sí mismo muchas limitaciones.
Solo con el «pensamiento correcto» puede uno obtener la Liberación; de otro modo, uno continúa permaneciendo en la esclavitud. Solo el que piensa, prueba ser un ser humano; todo el resto no son más que bestias. Escuchando enseñanzas religiosas a menudo y contemplándolas continuamente, uno cultiva la idea «yo no soy el cuerpo, yo soy el Sí mismo». Este batido constante de la enseñanza mientras se come, se trabaja, y en general mientras se llevan a cabo las rutinas diarias, culmina en el establecimiento en el Sí mismo. Esto mismo es «samadhi espontáneo».
Una vez que volvéis a casa en un caballo alquilado, ¿os preocupáis alguna vez de investigar su paradero u os paráis siquiera a pensar en él? Tratad al cuerpo de una manera similar. Ya sea que el cuerpo viva o muera, es en el Supremo Sí mismo donde uno debe estar firmemente establecido. Lo mismo que una esposa joven que abandona la casa de sus padres y se establece para gozar una vida de felicidad marital, así también el individuo (jiva) se convierte en Dios (Shiva) y se absorbe en su «Auto-naturaleza» (atmaSwarupa). El mundo solo puede proporcionar los goces y las aflicciones del conocimiento y los deseos mundanos.
El «estado turya» (el cuarto cuerpo) se realiza cuando se abandona el orgullo. Lo mismo que uno no se inquieta por los ratones que pueden vivir en su casa, y no piensa constantemente en lo que hacen o en lo que comen, así también un sabio no se inquieta por su cuerpo. Aquellos que se funden completamente con el Maestro son verdaderamente grandes. El que sabe que él no es el cuerpo sino el Sí mismo, es un jñani, lleno de conocimiento. No hay diferencia entre un niño y un yogui, excepto por el hecho de que el yogui posee conocimiento y el niño no.
Solo con el «pensamiento correcto» puede uno obtener la Liberación; de otro modo, uno continúa permaneciendo en la esclavitud. Solo el que piensa, prueba ser un ser humano; todo el resto no son más que bestias. Escuchando enseñanzas religiosas a menudo y contemplándolas continuamente, uno cultiva la idea «yo no soy el cuerpo, yo soy el Sí mismo». Este batido constante de la enseñanza mientras se come, se trabaja, y en general mientras se llevan a cabo las rutinas diarias, culmina en el establecimiento en el Sí mismo. Esto mismo es «samadhi espontáneo».
Una vez que volvéis a casa en un caballo alquilado, ¿os preocupáis alguna vez de investigar su paradero u os paráis siquiera a pensar en él? Tratad al cuerpo de una manera similar. Ya sea que el cuerpo viva o muera, es en el Supremo Sí mismo donde uno debe estar firmemente establecido. Lo mismo que una esposa joven que abandona la casa de sus padres y se establece para gozar una vida de felicidad marital, así también el individuo (jiva) se convierte en Dios (Shiva) y se absorbe en su «Auto-naturaleza» (atmaSwarupa). El mundo solo puede proporcionar los goces y las aflicciones del conocimiento y los deseos mundanos.
El «estado turya» (el cuarto cuerpo) se realiza cuando se abandona el orgullo. Lo mismo que uno no se inquieta por los ratones que pueden vivir en su casa, y no piensa constantemente en lo que hacen o en lo que comen, así también un sabio no se inquieta por su cuerpo. Aquellos que se funden completamente con el Maestro son verdaderamente grandes. El que sabe que él no es el cuerpo sino el Sí mismo, es un jñani, lleno de conocimiento. No hay diferencia entre un niño y un yogui, excepto por el hecho de que el yogui posee conocimiento y el niño no.
De una enseñanza sobre el Yogavasishtha
En un río las aguas
fluyen constantemente, y su lugar es ocupado por agua nueva, pero cada vez que
nosotros miramos al río, sentimos que es la misma agua que ha sido vista antes.
De la misma manera, día tras día el mundo también cambia continuamente. Las
cosas viejas son destruidas y reemplazadas por cosas nuevas, pero nosotros sentimos
que son las mismas que fueron vistas anteriormente. Esto se debe a que no «pensamos»
nunca. Cada vez que vemos el mundo, lo vemos solo como aparece en ese punto
particular en el tiempo, pero parece ser igual que era antes. Solo mediante el
pensamiento correcto, llegaréis a saber que el mundo no es más que una
representación del Brahman; en otro
caso, todo lo que se ve, es ilusión (maya).
Existir como una mera imagen de carne y sangre (el cuerpo), y estar vinculado a
alguien como su padre, hijo, madre, etc., es en verdad vergonzoso, ya que todos
estos son solo conceptos erróneos. Sin embargo, nadie se siente avergonzado de reclamar
la posesión de un cuerpo tal, que solo está lleno de suciedad.
La originación de la ilusión
trae infinitas aflicciones, y su destrucción trae una dicha indecible. La
ilusión ayuda al mundo a continuar, ya que oculta al Sí mismo. ¿Cómo puede ser
destruida? Lo mismo que uno que está gordo y enorme es seguro que morirá
pronto, así también es con la ilusión. Aunque es enorme, es destruida
fácilmente por el «pensamiento correcto». Esto se debe a que es solo el
pensamiento erróneo lo que la ha traído a la existencia.
El «conocimiento exacto» le
ayuda a uno a reconocer y a pensar sobre lo que existe verdaderamente. Si veis con
conocimiento exacto, no veréis el universo. En el momento en que estéis armados
con el conocimiento exacto, presenciaréis que el universo es destruido. Con la
ayuda del conocimiento exacto, la ilusión es eliminada y se obtiene el Sí mismo.
De la misma manera que el combustible hace que un fuego arda vigorosamente, así
también el «pensamiento erróneo» da origen a la ilusión. La repetición de mantras, los rituales, etc., solo sirven
para alimentar la ilusión. El engaño no puede ser eliminado sin el «pensamiento
correcto». No hay nada en un sueño que pueda probar que un sueño no es verdadero.
El sueño solo deviene no verdadero cuando os despertáis. La ilusión puede ser
destruida solo por la visión correcta, y después por la comprensión. Todos los
demás métodos emprendidos son inútiles. Lo mismo que el engaño que convierte una
cuerda en una serpiente es destruido por la visión correcta, así también el
mundo ilusorio es destruido por la comprensión.
Las alegrías y las penas de este
mundo no dependen de los objetos materiales, dependen de los pensamientos de
uno. Todos los objetos están sujetos constantemente a innumerables cambios y,
por consiguiente, no son verdaderos, mientras que lo que es verdadero no cambia
ni es destruido nunca. Lo verdadero no es afectado por el pasado, ni por el presente
ni por el futuro, mientras que la ilusión puede ser destruida por el pensamiento
y con ello prueba que no es verdadera.
El Brahman es evidente y cierto. Brilla siempre. Es eterno. Es
infinito. Esto no es así con la ilusión, pues el conocimiento exacto puede
destruir la ilusión y en el mismo instante revelar al Brahman. La ilusión no es verdadera; sin embargo, parece existir y
por consiguiente uno vacila en desecharla al momento. Su naturaleza es como la
de un sueño y no puede ser descrita fácilmente con palabras.
En el habla, nosotros usamos
palabras para decirnos si una cosa «es» o «no es», diciendo que algo es «verdadero»
o «no verdadero». ¿Pero qué puede decirse sobre la ilusión? La ilusión es eso
que no estaba desde el comienzo, eso que nunca llega a ser y eso que no es
verdadero. Sin embargo, se ve, lo mismo que se ve un espejismo. En este mundo,
un objeto no puede ser y no ser simultáneamente, o en otras palabras, no puede
ser verdadero y al mismo tiempo no-verdadero. La Verdad no puede ser nunca no-verdadera;
sin embargo, la ilusión es extrañamente única, pues no puede ser ni verdadera
ni completamente desechada como no-verdadera, aunque por naturaleza es no-verdadera.
La ilusión es indescriptible, aunque tampoco necesitáis tratar de describirla.
Su naturaleza es como un sueño. En el momento en que decís que un sueño no es
verdadero, se desvanece. Sin embargo, continúa apareciendo.
26/09/1933
Paz, Luz y Amor