La vida en la materia y la vida en el espíritu
La
vida en el Espíritu es la única real y eterna. La vida moderna de
precipitación y de prisa, con miedo, inseguridad, enfermedad y fricción,
no es la auténtica vida. Una vida de lujo material, de riquezas y
poder, no es el fin de la existencia. Una vida así no produce paz en la
mente ni serenidad en el espíritu.
La vida sensual no
merece la pena de ser vivida. El placer sensual es como la miel mezclada
con un veneno maligno. Un grano de placer sensual se mezcla con quince
de dolor. El gozo sensual implica diversos defectos, pecados, dolores,
apego, malos hábitos e inquietudes mentales. La indulgencia en los
placeres sensuales destruye la devoción en Dios y debilita la capacidad
de la mente de inquirir laRealidad. La sensualidad destruye la
vida, la pureza, la fortaleza, la vitalidad, la memoria, la riqueza, la
fama, la santidad y la devoción a lo Supremo. Arrastra al hombre hacia
el abismo del infierno.
La vida humana está llena de
tristeza, dolor y esclavitud. Está llena de defectos, debilidades y
limitaciones. Está llena de odio, celos, egoísmo, traición, inquietudes,
preocupaciones, ansiedades, enfermedades y muerte; maldad, engaño,
doblez en los tratos, competición agresiva, impurezas y oscuridad;
luchas, disputas, batallas y guerra; desilusión, desesperación y
desaliento; crueldad, explotación, agitación e inquietudes. Todos los
objetos están revestidos con un poco de placer imaginario, como el fino
baño de oro que recubre un metal cualquiera.
En realidad, esta vida es un juego de luces y sombras. Bajo el revestimiento de azúcar está la amarga
quinina.
Bajo el baño de oro no hay más que latón. Tras los llamados placeres,
hay dolor, miseria y sufrimiento. Esta vida está llena de temores,
apegos y preocupaciones.
La vida mundana es irreal. Es
ilusoria y transitoria. Es fútil y vana. Su fin es únicamente el polvo.
No hay en ella nada que hacer más que charlar, cotillear, comer y
dormir. Todo es ilusorio y doloroso. Todo es transitorio y fugaz. La
experiencia mundana no encierra ningún valor ni realidad. Sólo Dios es
real.
Una gran cantidad de ceros no tiene ningún valor,
a menos que se les añada un 1 delante. Del mismo modo, aun cuando se
posean todas las riquezas del mundo, de nada sirven si no se lleva una
vida espiritual, si no se tiene riqueza espiritual y no se posee la
realización del Ser. Es preciso vivir en el Espíritu. Hay que añadir el
Atman a esta vida. Ésa es la razón por la que el Señor Jesús dice:
“Buscad primero el Reino de Dios y su rectitud, y todas las demás cosas
se os darán por añadidura.”
La vida en lo Eterno es la
vida abundante. Es la vida espiritual interna y rica. Esta vida está
libre de tristezas y de dolor. Es plena, perfecta e independiente. Está
llena de sabiduría y de dicha eterna. Lo impregna todo y es inmutable.
Hay perfecto Tushti (contento) y Pushti (alimento).
Abraza
la vida del Espíritu, y te volverás puro y libre. La mayor belleza de
la vida es el sacrificio del interés propio más querido en el altar de
la Verdad. Vivir significa perseguir la verdad y superar todos los
obstáculos con coraje. La mayor alegría en la vida es la devoción en
Dios y la meditación en Dios en el propio corazón. La vida espiritual da
significado a la vida humana y la glorifica.