martes, 12 de enero de 2016

LA IMPORTANCIA DE LOS HÁBITOS ( Έξις- Eksis)

LA IMPORTANCIA DE LOS HÁBITOS ( Έξις- Eksis)
«El hábito ( Έξις- Eksis) segunda naturaleza es»
~ Aristóteles, 384-322 a.C., filósofo griego clásico

Si los hábitos son la segunda naturaleza, ¿En qué consiste la primera naturaleza del ser humano?

El ser humano al nacer ya tiene aparejado una naturaleza que le es propia, que lo distingue como ser humano: Piensa, actúa, siente y tiene conciencia. Es un alma encarnada en un cuerpo físico.

Pero cada uno tiene características distintas (en todos los niveles: físico, energético, emocional, mental, intelectual) según su raza, los tres Gunas, los tres Doshas, sus tendencias psicológicas de vidas pasadas y tiene también dones y talentos dotados por Dios para vivir y realizar.

Más adelante cada uno desarrollará poco a poco hábitos que formarán parte de su personalidad y de su naturaleza según el medio ambiente donde crece, las costumbres de su país y de su lugar, la educación, el comportamiento de sus padres así como sus percepciones, acciones y reacciones.

Los hábitos tienen que ver con el cuerpo físico (comida, actividades, hygiene, etc.), con las emociones, las capacidades mentales e intelectuales, la ética y las virtudes o los defectos.

Los hábitos tienen una fuerza igual o mayor que las cosas que hacemos por naturaleza y una vez adquirido un hábito es más fácil ejercitarlo. Si es un hábito malo que deseamos cambiarlo resulta difícil resistirle, evitar su expresión y eliminarlo.

Por eso hace falta una educación apropiada desde nuestra infancia con el fin de impedir la creación de hábitos destructivos y dañinos para el cuerpo, la mente, el intelecto y el alma; y, al mismo tiempo, una educación que nos ayudará a desarrollar hábitos que promuevan la salud y la armonía, así como virtudes emocionales, mentales e intelectuales que nos ayudarán a conectar con nuestra alma y a expresar nuestros dones y talentos.

Si por algún motivo (que es lo que pasa normalmente) hemos adquirido hábitos dañinos y nos faltan capacidades y hábitos positivos o constructivos es nuestra responsabilidad de deshacer estos malos hábitos y desarrollar hábitos positivos que a su vez nos ayudarán a eliminar los hábitos dañinos y crearán salud, armonía y bienestar y sobre todo nos ayudarán a realizar nuestra naturaleza verdadera que es uno con Dios o Espíritu.

Las prácticas esprituales, o sea la meditación, la oración, el discernimiento, la auto-observacion, la auto-indagación, las afirmaciones positivas, el ser consciente de sí mismo, la concentración, tenemos que practicarlas hasta que se conviertan en un hábito y así poder ejercitarlas efectivamente sin esfuerzo.

Igual tenemos que desarrollar varias virtudes hasta que se conviertan en hábitos (Έξις- Eksis). Tenemos que practicar y ejercitar virtudes como la paciencia, la tolerancia, la compasión, la empatía, el perdón, la autoconfianza, la determinación, la tenacidad, la perseverencia, la veracidad, la moderación, la igualdad, hasta que se conviertan en parte de nuestra naturaleza. Estas virtudes nos ayudarán mucho a alcanzar la auto-realización y a vivir en armonía con todo.

Swami Sivananda nos propone cultivar las dieciocho virtudes1

Adaptabilidad
Ausencia de vanidad
Caridad
Ecuanimidad
Fijeza
Generosidad
Humildad
Integridad
Magnanimidad
Nobleza
No irritabilidad
Pureza
Regularidad
Sencillez
Serenidad
Sinceridad
Tenacidad
Veracidad

Para que uno tenga éxito en la vida y especialemente para que un aspirante tenga éxito en la vida espiritual, es esencial que desarrolle ciertas virtudes cardinales. La virtud es fuerza, es poder y es la clave para la paz. Un hombre virtuoso es siempre feliz, pacífico y próspero.

Toma cualquier virtud y desarróllala a un alto grado de perfección; erradica en su totalidad su calidad opuesta del mal, incluso en su forma más sutil.

Medita en las dieciocho virtudes abajo, en sus beneficios y en los métodos de cultivo de ellas hasta que, con el paso del tiempo, formen parte de tu naturaleza. 

Por supuesto, cualidades como el amor y la compasión pueden ser perfecta y espontaneamente expresadas solo cuando realicemos la unidad con Dios y con todo el mundo.