“EL MUNDO ESTA
EN LA MENTE”
“YOGA – VASISTHA”
A SU DISCÍPULO EL
PRÍNCIPE RAMA
QUINTA CONVERSACIÓN
Dijo el bienaventurado Våsishtha:
«El egoísmo es la raíz de las formas de sufrimiento más
extendidas por los bosques de este mundo, cuyos árboles producen las
envenenadas flores de los deseos. Por lo tanto, oh Rama, esfuérzate con
diligencia en hacer desaparecer de tu corazón el sentido del egoísmo y busca la
felicidad comprobando en cada momento la nada de tu pequeño tú1.
1 Pequeño tú: El ego empírico. Véase nota 3 de la III conversación.
El error del egoísmo es comparable con una nube oscura:
esconde en sus tinieblas el brillante disco de la luna de la verdad y oculta de
nuestra vista sus rayos luminosos. La errónea impresión de realidad del mundo
no puede borrarse sin el conocimiento de su irrealidad, conocimiento que
procede de los Shastras y de los labios vivos de un Instructor2.
2 Los labios vivos de un Instructor: La tradición oriental mantiene
que nadie puede lograr la realización sólo con el estudio de libros, con
ceremonias rituales o con prácticas de orden ético; es necesario un Maestro
vivo (guru).
Aquel que predica la irrealidad del mundo y la realidad
de Brahman es tomado enbroma por el ignorante, que le mira como a un
loco. El sabio y el ignorante no pueden ponerse de acuerdo sobre este tema,
como no pueden entenderse los borrachos con la gente sobria.
El hombre inteligente, que cree que el Espíritu supremo y
siempre sereno de Brahman penetra el universo, no puede ser desviado de su sólida
convicción.
Los ignorantes desconocen la noción de Espíritu: creen
que la Materia es la causa y el efecto de su propia producción. Pero el hombre
dotado de sabiduría discierne al Espíritu dominando en todas las formas de
creación de la misma manera que ve la sustancia, es decir, el oro, en todos los
adornos hechos de este metal.
Sólo hay un Ser realmente existente; es en Sí mismo
Verdad y Consciencia; su naturaleza es paz y pura Inteligencia. Es inmaculado,
omnipresente, en constante quietud, sin altibajos.
Siendo quietud y calma perfecta; no ve nada en la
existencia; y sus creaciones subsisten en ese reposo como partículas de Su
propio esplendor.
De la misma manera que se ve brillar a las estrellas en
la oscuridad de la noche y
emerger a las olas en la superficie de las aguas, así
todos estos fenómenos se manifiestan en Su realidad.
Todo lo que este Ser quiera ser, en el acto se
autoconcibe siéndolo; sólo esta Inteligencia es la verdadera Realidad, y todas
las demás son reales sólo en la medida en que se las ve salir de Ella y volver
a Ella.
También nosotros hemos surgido de esa Voluntad divina:
así, en ninguno de nosotros hay realidad ni irrealidad.
Esa Inteligencia despierta se llama mundo fenoménico y
dormida y en calma lo que denominamos salvación, liberación o extinción del
sufrimiento.
Ahora escucha, oh Rama, y te enseñaré a conocer esa
Verdad divina.
El hombre de mente elevada observa el mundo como
observaría una brizna de paja y rechaza sus preocupaciones como se despoja una
serpiente de su piel.
Aquel cuya mente es iluminada por la maravillosa luz de
la verdad del santo Yoga
Adhyatma, se
encuentra siempre bajo la protección de las leyes espirituales al igual que el
Huevo del mundo3 está siempre protegido por Brahma.
3 El Huevo del mundo: En la descripción de la Creación que hacen los Upanishads,
al
Universo, en su forma primera y como alma cósmica (Hiranyagarbha),
se
le llama Huevo de Brahma, el Creador según la tradición
hindú.
Acércate al Instructor, oh Rama, con fe y veneración, y
escucha todos los días la
Verdad sagrada que sale de sus labios, sirviéndole con
todas tus fuerzas. Por él recibirás un día la Verdad divina y serás libre.
Quienes son conocidos por sus virtudes, tienen el poder
de gobernar su destino, de cambiar sus males en bien y de volver duradera su
prosperidad. Quienes están insatisfechos con su presente estado y desean
progresar, así como aquellos que tienen sed de conocimiento y buscan la Verdad,
estos son llamados con toda la razón seres humanos; todos los demás no son más
que brutos.
El renovado deseo de gozar de lo que se ha gozado y de
volver a ver lo que ya se ha visto, no es el medio de desembarazarse del mundo,
sino la causa de numerosos nacimientos debidos a esos mismos placeres.
Que repercuta en el mundo la grandeza de tus virtudes, tu
renuncia, la excelencia de tu conducta, tu servicio desinteresado a los hombres
y tu consagración a Dios en la persona del Instructor, porque de aquellos cuyas
buenas acciones resplandecen como la luz de la luna se dice que están verdaderamente vivos,
mientras que los demás, quienes no alcanzan un renombre semejante, están
muertos aunque vivan.
Los frutos de la realización maduran siguiendo con
paciencia los mandamientos de los Shastras, repitiendo,
sin prisa por alcanzar el éxito, los mantras4 recibidos en las iniciaciones y perfeccionándose a través
de una larga práctica.
4 Mantra: Breve
oración mística dada por un Guru tradicional a un discípulo admitido tras una
iniciación yóguica. Cuando se la repite correctamente, proporciona la
consciencia espiritual.
¿Para qué pueden servir la riqueza, la belleza, la fama o
el poder sin un conocimiento de la Verdad? Conságrate al saber, por tanto, y
considera a la riqueza como un desecho sin valor.
Elévate y acepta el remedio capaz de preservarte de la
vejez y de la muerte: el conocer que toda riqueza y toda prosperidad, todo
placer y todo goce son perjudiciales si no están consagrados al bien de los
demás; si no, su único efecto es hastiar y debilitar nuestro organismo.
Ahora, Ramaji, he aquí la Verdad suprema. Bienaventurados
quienes la escuchan y por tres veces benditos quienes, de su realización, hacen
el único objetivo de su vida.
Brahman es el
intelecto.
Brahman es la
mente.
Brahman es la
inteligencia.
Es sustancia. Es solidez.
Es el principio de todas las cosas.
El universo entero es Brahman.
Y, sin embargo, Él trasciende infinitamente todo esto.
En realidad, el mundo es nada, porque todo es únicamente Brahman.
Al margen del hecho de la existencia de Brahman, no hay
nada que pueda comprobarse como absolutamente cierto, y la verdad escrituraria
declara: «Verdaderamente, todo es Brahman. »
Guárdate del grandioso espectáculo de este mundo, que tan
sustancial es para la vista y tan absurdo para la experiencia; es la guarida de
los dragones del deseo lanzando la venenosa espuma de sus pasiones.
Intenta abandonar tus deseos y evitarás todas las
dificultades; deja de pensar en algo y tu antojo por ello desaparecerá por sí solo.
Incluso pisar una flor se acompaña de un esfuerzo, pero ningún esfuerzo es necesario
para destruir tu deseo, porque desaparecerá por sí mismo si no piensas en él.
Para coger una flor tienes que abrir la mano, pero para
destruir tus frágiles y engañosos deseos no tienes que hacer nada.
Apartando tus pensamientos de los objetos y fijándolos en
Brahman, serás capaz de realizar lo que para los demás es
imposible.
La entera preocupación de nuestras vidas es desear y
hacer, y a continuación, desear de nuevo; sin embargo, cuando se ha extirpado
de la mente toda su propensión inquieta, queda liberada de toda ansiedad.
Abandona tu loca confianza en los fenómenos visibles,
deja todo eso y permanece
enraizado en la consciencia ‘Soy el Infinito’.
Antes de haber borrado de la mente la idea de que hay
cosas deseables y otras que no lo son, es difícil encontrar la paz y la gracia
de la serenidad, como le es difícil al claro de luna traspasar un cielo
encapotado.
Nuestros deseos y nuestras aversiones son dos monos que
viven en el árbol de nuestro corazón; mientras lo sacudan y lo zarandeen con
sus brincos y sobresaltos, no puede haber reposo.»
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Paz, Amor, Armonia