martes, 7 de junio de 2022

El ego se alimenta y fortalece cuando nos identificamos con él - Atman Nityananda


El ego se alimenta y fortalece cuando nos identificamos con él

Las tendencias egoicas se alimentan y fortalecen cada vez que se manifiestan en nosotros y nos identificamos con ellas; cada vez que las percibimos como nosotros mismos y nos comportamos como si fuéramos ellos.

Debido a nuestra identificación con el ego y sus expresiones (tendencias egoicas, deseos, emociones e impulsos inferiores como la lujuria, la ira, el agrado, la aversión, el miedo, los celos, la culpa, la codicia, etc.) tomamos al ego como nosotros mismos y sus expresiones como nuestras expresiones. 

El gusto y el disgusto, por ejemplo, que son expresiones de nuestro ego, debido a la identificación, se convierten en "me gusta" o "no me gusta". Del mismo modo, al identificarnos con la ira sentimos y creemos "estoy enfadado", con la vergüenza "estoy avergonzado", al identificarnos con el deseo y la pasión del ego por el placer sexual sentimos "quiero obtener placer sexual" y así sucesivamente.

Cuando nos identificamos con la ira, la sentimos como nosotros mismos y nos comportamos bajo su influencia. Como resultado, la ira se hace más fuerte y se manifestará en el futuro con mayor facilidad, frecuencia e intensidad.

Lo mismo ocurre con cualquier otra tendencia egoica (agrado, desagrado, antipatía, miedo, aversión, impaciencia, lujuria, gula, celos, orgullo, etc.) con la que nos identificamos y que percibimos erróneamente como nosotros mismos. Cada vez que nos identificamos con una tendencia egoica que se manifiesta en nosotros, ésta se refuerza y nos esclavizamos más a ella.

Y viceversa, cuando no nos identificamos con las tendencias egoicas, éstas se debilitan en cierta medida y ganamos más control sobre ellas. Si, además, rezamos o repetimos el nombre de Dios o aplicamos cualquier otro método que elimine el ego, entonces la tendencia egoica se debilita aún más.

La frecuencia hipnótica de las gunas tamas y rajas y las identificaciones, proyecciones e imaginaciones que el ego crea, nos mantienen en un estado de hipnosis e inconsciencia. Por ello, vivimos identificados con el ego y sus tendencias[1], con el cuerpo y la mente y percibimos al ego y al cuerpo como a nosotros mismos. Como resultado, el ego es alimentado y potenciado y continúa dominándonos.

Las tendencias egoicas junto con las cualidades rajas y tamas nublan el intelecto y oscurecen la percepción y la discriminación claras. Por lo tanto, no podemos darnos cuenta de que no somos el ego sino la luz de la Conciencia que está siempre presente, pacífica y dichosa.

[1] vivimos identificados con el ego y sus tendencias: las personas mundanas están plenamente identificadas con el ego y las tendencias egoicas. Son poco o nada conscientes de los caminos, planes e intenciones del ego. Incluso aquellos que se dedican al autoconocimiento y a las prácticas espirituales también están identificados con el ego. En su caso, su identificación con las expresiones del ego (ira, miedo, codicia, gula, lujuria, etc.) depende de su progreso y del nivel de conciencia que hayan alcanzado hasta el momento. Sólo después del despertar, uno se da cuenta de que no es el ego y las tendencias egoicas, sino la presencia silenciosa de la Conciencia. Sin embargo, incluso un despierto puede ser engañado por las tendencias egoicas y la programación. Depende de la pureza de su mente, del trabajo que haya realizado con la disolución del ego y del desarrollo de habilidades como la auto-observación consciente, la auto-conciencia, la claridad, el discernimiento y el desapasionamiento, la firmeza y la unicidad de la mente.