jueves, 13 de octubre de 2016

LA ORACIÓN / SENDA DIVINA Sri Swami Sivananda


LA ORACIÓN

Cuando el gatillo maúlla, la gata corre hacia él y se lo lleva. De igual modo, cuando el devoto grita, el Señor acude en su ayuda. La oración consiste en depender de Dios para obtener su ayuda ante la aflicción. La oración consiste en dar una oportunidad a Dios para que consuele al devoto. La oración es el alivio a la tristeza de tu corazón abriéndolo a Dios. La oración consiste en esperar que Dios decida lo que es mejor para ti cuando estás en un dilema. El hombre aprende la oración a través de la desesperación.

La oración, un estado místico

Orar no consiste en pedir, sino en comulgar con Dios a través de una devoción plena. Orar consiste en acercarse a Dios. Orar es compenetrar la propia mente con Dios. Orar es fijar la mente en Dios. Orar es meditar en Dios. Orar es entregarse uno a Dios por entero.

Orar es fundir la mente y el ego en el silencio de Dios. La oración representa un estado místico en el que la conciencia individual se absorbe en Dios.

La oración consiste en elevar el alma hacia Dios. Es un acto de amor y adoración hacia Él. Orar. es adorar a Dios, glorificar a Dios, es darle gracias por todas sus bendiciones.
La oración es una invocación, una llamada a las fuerzas espirituales que fluyen a través del corazón, la mente y el alma humanas. La oración es una poderosa fuerza espiritual. Es tan real como la fuerza de la gravedad o la de atracción.

La oración es la verdadera alma y esencia de la religión. Es la esencia misma de la vida del hombre. Ningún hombre puede vivir sin orar

Todos pueden orar

El ciego, el sordo y el cojo, el que no tiene brazos, el enano, el ignorante y el abatido, el más inferior y el desamparado…, todos ellos pueden rezar a Dios, pues la oración pertenece al corazón y a su sentimiento, y no al cuerpo.

La oración no necesita de una inteligencia ni una elocuencia elevadas. Dios quiere tu corazón cuando rezas. Incluso unas cuantas palabras de un alma humilde y pura, aunque analfabeta, llamarán al Señor más que la corriente de palabras elocuentes de un orador o de un Pandit.

El niño no sabe gramática ni pronunciación, pero balbucea algunos sonidos y la madre le entiende. El mayordomo indio de cualquier oficial europeo no es ningún profesor de inglés, pero dice algunas frases desordenadas y el oficial le entiende. Si los demás pueden entender el idioma del corazón, ¿qué decir del Antaryamin? ¡Él sabe lo que deseas decir! Incluso si te equivocas cuando Le rezas, sabe lo que deseas decir. Incluso si hay equivocaciones en los mantras que recitas, pero eres sincero y tu oración surge del corazón. Él la escucha, pues entiende el idioma de tu corazón.

¿Qué tipo de oración es la más escuchada?

La oración ha de surgir del corazón. No debe ser un mero mover de labios. La oración vacía es comparable a la hojalata ruidosa, a un platillo tintineando. La oración que procede de un corazón sincero y puro es escuchada en seguida por el Señor. La oración de una persona astuta, perversa y malvada no es escuchada nunca.

Dios responde siempre a la llamada de sus devotos sinceros. Sólo la persona insincera dice que Dios es sordo. Dios aguarda siempre las señales de aflicción de sus hijos. Ábrele tu corazón sin reservas y Su respuesta será instantánea.

La práctica de la oración

Tu aliento te lo ha dado el Señor para que lo desgastes en la oración. Arrodíllate y reza, pero no dejes que cese tu oración cuando te levantes. La oración debe perdurar durante toda la vida, siendo tu vida una larga oración.

No hay problema alguno que no pueda resolverse por medio de la oración, ningún sufrimiento al que no pueda uno sobreponerse a través de la oración, ninguna dificultad que no pueda superarse, ningún mal que no se pueda vencer por la oración. Orar es comulgar con Dios. La oración es el milagro por el cual el poder de Dios fluye a través de las venas del hombre. Por tanto, arrodíllate y reza.

Cuando en tu seno truenen las tormentas de la pasión y la ira, , de la vanidad y el vicio, arrodíllate y reza. Pues el Señor, y sólo Él, tiene poder sobre los elementos. En tu súplica yace tu fortaleza. Te llenarás con sus bendiciones, serás protegido por Su gracia, escudado por Su misericordia e incitado a seguir el sendero de la rectitud por Su voluntad divina.

Por tanto, arrodíllate y reza, no para obtener bienes terrenos ni placeres celestiales, sino para obtener Su gracia. “¡Hágase Tu voluntad, Señor! Yo no deseo nada”, esa ha de ser tu oración. Pues tú no sabes lo que es bueno para ti mismo, y puedes estar pidiendo problemas y orando por tu propia perdición. Reza por la gracia. Reza para que Su rectitud descienda sobre el alma de todos los hombres. Alaba el amanecer de cada día y despide al sol que se pone con una oración de agradecimiento, primero por concederte un nuevo día, y segundo por haber recibido Su gracia. Así será tu vida bendecida, y así irradiarás Sus bendiciones a todos a tu
alrededor.

Beneficios de la oración

La oración es una poderosa fuerza espiritual. La oración es alimento espiritual para el alma. La oración es un tónico espiritual. Las oraciones son poderosas corrientes espirituales. No hay nada tan purificante como la oración. Si rezas diariamente, tu vida cambiará y será moldeada gradualmente. La oración ha de volverse habitual. Sentirás que no puedes vivir sin la oración si ésta llega a convertirse en un hábito.

La oración ilumina el corazón y llena la mente de paz, fortaleza y pureza. Cuando la mente se vuelve pura y sáttvica por medio del poder de la oración, el intelecto se vuelve agudo y sagaz. La oración eleva la mente. Cuando rezas, te pones en contacto con el almacén inagotable de energía cósmica, o Hiranyagarbha, absorbiendo así poder, energía, luz y fortaleza de Él.

La oración es el compañero fiable en el agotador sendero hacia Libertad (Moksha). La oración es la roca a la que puede el hombre agarrarse cuando se hunde en el océano del Samsara. La oración libera el devoto del temor a la muerte. Le acerca a Dios y le hace sentir la consciencia divina y su naturaleza esencial inmortal y divina.

La oración hace maravillas. La oración mueve montañas. Incluso cuando el equipo de médicos ha declarado el caso sin esperanza, la oración viene en rescate del paciente, que se cura milagrosamente. Existen muchos ejemplos de este tipo. Puede que tú mismo seas consciente de ello. La curación por medio de la oración es verdaderamente milagrosa y misteriosa.

La oración es un remedio eficaz en todas las situaciones. Muchas veces he experimentado su maravilloso poder. También tú puedes experimentarlo.

Reza y prospera

Lloras cuando se destruye tu casa. Lloras y te lamentas cuando se muere tu hijo. Te retuerces de agonía al ser aplastados tus miembros. ¡Oh Ram! ¿Acaso lloras alguna vez por Dios? Llora siempre por Él. Él prevendrá todas tus calamidades. Enróscate en Él para que te soporte y te librarás de los males de la vida. Sigue este método y recoge su cosecha. Reza y prospera. Nadie en este mundo te salvará. Es a Dios a quien más gustas. Llámale y Él correrá hacia ti. Busca Su guía. Alaba Su gloria. Invoca Su misericordia.

Draupadi rezó fervientemente y el Señor Krishna corrió desde Duáraka para aliviar su aflicción. Gayendra rezó fervientemente y el Señor Hari acudió con su disco para protegerle. Fue la oración de Mira lo que convirtió la cama de clavos en una cama de rosas y la cobra en una guirnalda de flores. Fue la oración de Práhlada lo que enfrió el aceite hirviendo cuando fue derramado por su cabeza. Namdev rezó y Vitthal surgió de la imagen para comer su alimento. Eknath rezó y el Señor Hari le mostró su forma con las cuatro manos. Dámayi rezó y el Señor Krishna hizo el papel de lacayo para darle su merecido al Badshaw. Nárada aún reza. ¿Qué más quieres? Reza fervientemente ahora mismo y a partir de este segundo. Alcanzarás así la dicha eterna.