viernes, 25 de octubre de 2013

Los Deseos Satisfechos, Engendran más Deseos - Sri Nisargadatta Maharaj


Los Deseos Satisfechos, Engendran más Deseos

Sri Nisargadatta Maharaj - Tema 53. Libro 'Yo Soy Eso'.pdf

Interlocutor:  Debo confesar que hoy vengo con un humor rebelde. He tenido una mala pasada en la oficina de las líneas aéreas. Cuando me enfrento a tales situaciones todo me parece dudoso, todo me parece inútil.
Maharaj: Éste es un estado de ánimo muy útil. Dudar todo, rechazar todo, no querer aprender a través de otro. Es el fruto de su larga sadhana. Después de todo uno no estudia para siempre.

Int: Es suficiente. Ello no me ha llevado a ninguna parte.
Mah: No diga «a ninguna parte». Le ha llevado a donde está —ahora.

Int: Es de nuevo el niño y sus rabietas. No me he movido ni una pulgada de donde estaba.
Mah: Usted comenzó como un niño y acabará como un niño. Haya adquirido lo que haya adquirido mientras tanto, debe perderlo y acabar en el comienzo.

Int: Pero el niño patalea. Cuando es infeliz o se le niega algo patalea.
Mah: Déjelo patalear. Sólo observe el pataleo. Y si usted tiene demasiado miedo de la sociedad para patalear convincentemente, observe al miedo también. Sé que es un asunto penoso. Pero no hay ningún remedio —excepto uno— la búsqueda de remedios debe cesar.
Si está enfadado o sufre, sepárese del enfado y del sufrimiento y obsérvelos. La externalización es el primer paso hacia la liberación. Manténgase apartado y observe. Los aconteceres físicos continuarán ocurriendo, pero por sí solos no tienen ninguna importancia. Es la mente sola lo que importa. Ocurra lo que ocurra, usted no puede patalear y dar gritos en unas oficinas aéreas o en un Banco. La sociedad no lo permite. Si no le gustan sus normas, o no está preparado para soportarlas, no vaya en avión o no lleve dinero. Vaya a pie, y si no puede caminar, no viaje. Si trata con la sociedad debe aceptar sus normas. Pues las normas de la sociedad son las normas de usted. Las necesidades y demandas de usted las han creado. Los deseos de usted son tan complejos y contradictorios, que no hay que sorprenderse de que la sociedad que usted crea sea también compleja y contradictoria.

Int: Veo y admito que el caos exterior es meramente un reflejo de mi propia desarmonía interior. ¿Pero cuál es el remedio?
Mah: No busque remedios.

Int: A veces uno está en un «estado de gracia» y la vida es feliz y armoniosa. ¡Pero un tal estado no dura! El humor cambia y todo se echa a perder.
Mah: Con solo que pudiera mantenerse sereno, limpio de recuerdos y de expectativas, usted sería capaz de discernir el bello patrón de los aconteceres. Es su obtusa agitación la que causa el caos.

Int: Durante las tres horas completas que pasé en la oficina de las líneas aéreas estuve practicando la paciencia y el aguante. Ello no aceleró los trámites.
Mah: ¡Al menos no los retrasó, como su pataleo y griterío ciertamente lo habrían hecho! ¡Usted quiere resultados inmediatos! Aquí no administramos magia. Todo el mundo comete el mismo error: rechazan los medios, pero quieren los fines. Usted quiere paz y armonía en el mundo, pero se niega a tenerlas en usted mismo. Siga mi consejo implícitamente y no será decepcionado. Yo no puedo resolver su problema solo con palabras. Tiene que actuar y perseverar en lo que le digo. No es el consejo justo lo que libera, sino la acción basada en él. Lo mismo que un médico, después de poner una inyección al paciente, le dice: «Ahora, manténgase tranquilo. No haga nada más, solo manténgase tranquilo», así yo le digo: usted ya ha recibido su «inyección», ahora manténgase tranquilo, solo manténgase tranquilo. No tiene nada más que hacer. Mi Gurú hizo lo mismo. Me decía algo y entonces me aconsejaba: «Ahora manténte tranquilo. No continúes rumiando todo el tiempo. Basta. Sé silencioso».

Int: Puedo mantenerme tranquilo durante una hora por la mañana. Pero el día es largo y ocurren muchas cosas que me sacan de mi equilibrio. Es fácil decir «esté usted en silencio», pero estar en silencio cuando todo está vociferando en mí y alrededor mío —se lo ruego, dígame cómo se hace.
Mah: Todo lo que necesita hacerse puede hacerse en paz y en silencio. No hay ninguna necesidad de alterarse.

Int: Todo es una teoría que no concuerda con los hechos. Voy a regresar a Europa sin nada que hacer allí. Mi vida está completamente vacía.
Mah: Con solo que intente mantenerse tranquilo, todo vendrá —el trabajo, la fuerza para el trabajo, el motivo justo. ¿Debe saber todo de antemano? No esté ansioso sobre su futuro —esté tranquilo ahora y todo se pondrá en su sitio. Lo inesperado no tiene más remedio que ocurrir mientras que lo que se anticipa puede no venir nunca. No me diga que no puede controlar su naturaleza. No necesita controlarla. Arrójela por la borda. No tenga ninguna naturaleza a la que combatir, o a la que someter. Ninguna experiencia le hará daño, provisto que no la transforme en un hábito. De la totalidad del universo usted es la causa sutil. Todo es debido a que usted es. Entienda este punto firme y profundamente y more en él repetidamente. Darse cuenta de esto como absolutamente verdadero, es liberación.

Int: ¡Si yo soy la semilla de mi universo, entonces soy una semilla podrida! Por el fruto se conoce la semilla.
Mah: ¿Qué hay de malo en su mundo para que reniegue de él?

Int: Está lleno de sufrimiento.
Mah: La naturaleza no es ni agradable ni penosa. Es toda inteligencia y belleza. El sufrimiento y el placer están en la mente. Cambie su escala de valores y todo cambiará. El placer y el dolor son una mera perturbación de los sentidos; trátelos por igual y solo habrá dicha. Y el mundo es, lo que usted hace de él; por todos los medios, hágalo feliz. Solo el contento puede hacerle a usted feliz —los deseos satisfechos engendran más deseos. Este mantenerse al margen de todos los deseos y el contento con lo que viene por sí mismo es un estado muy fructífero —una precondición del estado de plenitud. No desconfíe de su aparente esterilidad y vacuidad. Créame, es la satisfacción de los deseos la que engendra la miseria. La liberación de los deseos es la dicha.

Int: Hay cosas que necesitamos.
Mah: Lo que necesita vendrá a usted, si no pide lo que no necesita. Sin embargo solo muy pocas gentes alcanzan este estado de completo desapasionamiento y desapego. Es un estado muy alto, el umbral mismo de la liberación.

Int: He sido estéril durante los dos últimos años, he estado desolado y vacío y a menudo he rezado para que viniera la muerte.
Mah: Bien, con su venida aquí los acontecimientos han empezado a funcionar. Deje que las cosas acontezcan como acontecen —finalmente, se arreglarán por sí solas felizmente. No necesita esforzarse hacia el futuro —el futuro vendrá a usted por sí solo. Durante algún tiempo más, seguirá como un sonámbulo, como está ahora, desprovisto de significado y de seguridad; pero este periodo acabará y encontrará su trabajo a la vez fecundo y fácil. Hay siempre momentos en los que uno se siente vacío y extraño. Tales momentos son muy deseables pues significan que el alma ha arrojado sus amarras y que navega hacia lugares distantes. Esto es desapego: cuando lo viejo ha partido y lo nuevo todavía no ha llegado. Si tiene miedo, el estado puede ser aflictivo; pero no hay nada que temer. Recuerde las instrucciones: se encuentre con lo que se encuentre —vaya más allá.

Int: Los Buddhas mandan: recordar lo que se necesita recordar. Pero yo encuentro tan difícil recordar la cosa justa en el momento justo. ¡En mi caso el olvido parece ser la regla!
Mah: No es fácil recordar cuando cada situación suscita una tormenta de deseos y de temores. El anhelo nacido del recuerdo es también el destructor del recuerdo.

Int: ¿Cómo puedo combatir al deseo? No hay nada más fuerte.
Mah: Las aguas de la vida caen impetuosas sobre las rocas de los objetos —deseables o detestables. Suprima las rocas por la indagación y el desapego y las mismas aguas correrán profunda, silenciosa y mansamente, con mayor volumen y con mayor fuerza. No teorice al respecto, déle tiempo al pensamiento y a la consideración; si desea ser libre, no pase por alto el paso inmediato hacia la liberación. Es como escalar una montaña: no puede suprimirse ningún paso. Un paso de menos —y no se alcanzará la cima.

 
 
 Paz, amor, armonia