Qué es la
impaciencia y cómo conquistarla
por Atman Nityananda
LA IMPACIENCIA
Veamos primero
qué es impaciencia. Impaciencia es querer que suceda lo que deseamos lo antes
posible y al mismo tiempo estar nervioso, inquieto, sintiendo ansiedad,
angustia, tener preocupaciones, etc.
Hay una
grandísima variedad de casos donde la impaciencia surge pero si quisieramos
generalizar un poco, diríamos que la impaciencia surge en dos casos:
• Cuando deseamos lograr, poseer o
experimentar algo agradable o placentero. Así precipitamos poseer o
experimentar el objeto deseado lo antes posible o más rápido, sintiendo
inquietud, nerviosismo, ansiedad, angustia, malestar, etc. Sentirnos así es un
estado doloroso (más o menos suave, depende de la intensidad de las emociones
negativas). Cuando más fuerte sea el deseo, más fuerte será la impaciencia.
Cuando algo que
deseamos va a suceder en una fecha concreta (vacaciones, boda, quedarse con
alguien, comprar algo,...). En este caso deseamos que dicha situación se haya
hecho antes o que el tiempo pase más rápido para experimentarla más pronto.
• Cuando queremos salir lo antes posible de
una condición externa -o interna, bien sea una situación externa complicada
que no nos gusta, nos molesta o nos hace sufrir física o psicológicamente, o un
estado psicológico doloroso.
Cuando estamos
en una condición físicamente dolorosa (enfermedad) o psicológicamente dolorosa
(pérdida de una persona querida, despido del trabajo, un fracaso, divorcio
etc.). En ambos casos queremos salir de este estado doloroso lo antes posible y
junto con este deseo sentimos ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, inquietud,
malestar etc.
Al encontrarnos
en una situación que no nos gusta, surge también la impaciencia. Unas
situaciones donde frecuentemente surge la impaciencia son las colas, por
ejemplo en los supermercados, y los atascos de tráfico.
Impaciencia, ira y miedo
La impaciencia,
la ira y el miedo siempre van juntos. Cuando hay impaciencia, la ira asume
primero un estado muy sutil. Puede asumir la forma de la irritabilidad, del
enojo, del resentimiento, de malestar etc. y luego, según las circunstancias,
se puede asumir una forma enorme. El miedo toma la forma de ansiedad,
nerviosismo, dudas, inquietud, angustia y preocupaciones. En ambos casos nos
encontramos en un estado de estrés, agitación y excitación lo cual es una forma
de sufrimiento. Desde luego, si estas emociones se intensifican el sufrimiento
se aumenta.
Estamos tan
acostumbrados de sentir casi siempre estas emociones en su forma sutil que las
consideramos como algo normal. Solo cuando estas emociones se intensifican y
nos hacen sufrir mucho y no aguantamos este sufrimiento, nos parece que es algo
problemático, algo que tenemos que soltar. Pero la mayoría no están dispuestos
a hacer algo sistemáticamente para liberar su psique de estos trastornos que
provocan sufrimiento y destruyen la salud y el bienestar. Los aceptan como una
parte natural o normal de la vida humana.
La pregunta es:
¿Cómo puede algo que crea sufrimiento y enfermedad ser natural? Lo natural por
su naturaleza crea armonía, bienestar, salud y alegría. Pero, ¿cómo pueden ser
algo natural todos estos trastornos psicológicos y todos los demás trastornos llamados
´egoístas´ que crean desequilibrio, desarmonía, sufrimiento, conflicto
interior, relaciones conflictivas etc.? El estado natural del ser humano es
estar sano, armónico, alegre, creativo y vivir con amor y unidad con todo. ¿Por
qué hemos perdido este estado? La respuesta no es fácil aunque hay mucha
información sobre esto en los textos sagrados y las palabras de los grandes
maestros.
LA PACIENCIA
Investigando la paciencia
La paciencia
tiene que ver con dos cosas:
·
las circunstancias externas y
·
los estados psicológicos.
En relación con las circunstancias
externas, paciencia es no reaccionar con emociones y pensamientos
negativos, con quejas o insultos ante lo que enfrentamos y permanecer
tranquilos, pacíficos y desapegados hasta que esta circunstancia cambie por sí
misma o por nuestro esfuerzo y acciones apropiadas. Paciencia no significa que
las cosas se van a resolver por sí mismas o que no haya acción. Según las
circunstancias debemos decidir si actuaremos o no. Pero cuando actuemos que lo
hagamos con una actitud positiva, con concentración y tranquilidad aceptando
los resultados tal como son.
Es verdad que
todavía no tenemos este estado de paciencia como virtud natural, por eso
tenemos que practicar para que poco a poco lograrlo. Tenemos que desarrollar la
paciencia en relación con las circunstancias externas y con los estados
psicológicos.
En relación con los estados psicológicos,
paciencia es no reaccionar con emociones y pensamientos negativos, con quejas o
insultos ante lo que sentimos y aguantar el dolor emocional hasta que se
desvanece*, tratando al mismo tiempo, suavemente, de desidentificarnos de los
patrones mentales y emocionales y observarlos desapasionadamente, permaneciendo
alerta y conscientes del espacio silencioso interior.
Nota:
Hasta
que se desvanece* por sí
misma o por acciones adecuadas.
Cuando las emociones no son fuertes y
nosotros estamos lo suficientemente alerta, presentes y testigos de la mente
(pensante y emocional), se desvanecerán rápido -junto con los pensamientos.
Si estamos identificados y de repente nos
damos cuenta de que estamos en un estado de impaciencia, tratamos suavemente de
recuperar el estado de alerta y atención consciente y de desidentificarnos de
las emociones y pensamientos negativos observándolos desapasionadamente y
siendo conscientes de nosotros mismos. En este caso también si no son fuertes se
desvanecerán relativamente rápido -junto con los pensamientos.
Si las emociones son fuertes y duran
más, tratamos de aliviarlas y pacificarlas aplicando una técnica apropiada
según nuestro conocimiento, compresión y capacidad, pero manteniendo siempre un
estado de alerta y conexión con nuestro interior.
Superando la impaciencia
Hay muchas
técnicas o métodos para aliviar y controlar la impaciencia y las emociones
negativas en general. En realidad, trabajar con la eliminación de la
impaciencia y de todas las emociones negativas es uno de los objetivos más
importantes en el trabajo espiritual.
Tres fases para superar y eliminar los
trastornos psicológicos
Hay tres fases
para tratar eficazmente la impaciencia o cualquier otra emoción negativa o
tendencia egoísta.
La fase de la preparación
En la fase de
preparación nos preparamos desarrollando las capacidades y las virtudes que
serán las herramientas para controlar y eliminar las emociones.
Tenemos que
desarrollar las capacidades fundamentales que son imprescindibles para todo el
trabajo espiritual y la disolución de cada tipo de las tendencias egoístas. Ellas
son la autoobservación desapasionada, el discernimiento, la concentración y la
capacidad de ser conscientes de nosotros mismos y de desidentificarnos de la
mente. Para desarrollar todo esto, hay varias prácticas como concentración,
meditación, indagación, reflexión, repetición de mantras y de los nombres de
Dios etc.
Estas son
capacidades importantísimas y constituyen el centro de toda práctica
espiritual. Una vez tener estas capacidades desarrolladas en un nivel alto es
muy fácil observar, percibir y darse cuenta de los movimientos de la mente y de
las emociones y así no permitirlos surgir e identificarnos con ellos; es decir,
estas capacidades nos permiten tomar consciencia del movimiento del patrón
egoísta desde su primer paso cuando es una ola muy pequeñita y así poder parar
el proceso fácilmente antes de convertirse en una ola enorme (que es difícil
pacificarla); o bien si no hemos conseguido parar el proceso en su fase
principal y surgen los pensamientos y las emociones asociadas, nos permiten estar
capaces de no identificarnos completamente con ellos y así tener la oportunidad
de actuar adecuadamente para disolverlos.
Además en la
fase de preparación rezamos a Dios para que nos ayude a superar el defecto,
contemplamos la virtud de paciencia y el amor, hacemos afirmaciones y visualizaciones
positivas, nos reflexionamos en los beneficios de la paciencia y las
consecuencias de la impaciencia.
La fase actual
La fase actual
es cuando la impaciencia empieza a funcionar o funciona plenamente.
En la fase
actual tratamos de mantener un estado muy intenso de alerta, atención plena y
presencia para no permitir que la mente juegue descontroladamente y que nos
identifique con sus contextos. Con estar alerta y presentes podemos parar el
surgimiento de los pensamientos y las emociones en su primer paso que es lo
mejor para nosotros; pero si no somos
tan capaces para conseguir esto (que es lo que pasa en la mayoría) logramos
quedar como testigos mientras surjan pensamientos o emociones, sin
identidficarnos con ellos. Cuando no nos identificamos con los pensamientos y
la emociones estos patrones subconscientes no pueden alimentarse y así pierden
un poco de su fuerza. Esto es un parte essencial en la disolución del ego.
En realidad
cuando hay pensamientos y prestamos plena atención en ellos el proceso mental
actual para; y cuando nuestro estado de
alerta y atención plena se relaja el ego de nuevo nos roba la atención
inconscientemente y empieza a lanzar pensamientos junto con las emociones
asociadas. Así que todo depende de nuestra capacidad de no perder el estado de
atención plena; cuando estamos muy enfocados y concentrados en el silencio
interior no se pueden surgir pensamientos ya que toda la atención está ocupada.
Pero este estado puede conseguirlo frecuentemente y por largo tiempo solo él
que tiene una mente sáttvica y ha practicado meditación intensa por muchos
años. Solo un liberado que ha disuelto
el ego totalmente no pierde nunca el estado luminoso de auto-atención.
Si una emoción
-y los pensamientos relacionados con ella- persisten entonces intentamos
tratarlos adecuadamente. Por ejemplo, contemplar en la virtud opuesta de dicha
emoción, irnos del lugar donde estamos, repetir un mantra como Om, Om nama Shivay,
Om Shanti (paz), rezar a Dios que elimine la emoción (vease ensayo), hacer una afirmación positiva y unas respiraciones
profundas, afirmar que somos consciencia y no la mente y el cuerpo, perdonar
usando el método de ho-oponopono, tomar flores de Bach etc.
La fase después
La fase después
de la manifestación de la emoción negativa o de cualquier trastorno egoísta,
donde podemos trabajar con la impaciencia -o con cualquier emoción que haya
aparecido en relación con el suceso. Este tema lo trataré en otro ensayo con
más detalles, aquí citaré solo unas pautas básicas.
En esta fase es
apropiado trabajar con el suceso/asunto/situación que hizo que las emociones y
los pensamientos surgiesen. Por la noche asumimos una posición relajada y
recordamos el asunto; junto con las imágenes del asunto recordamos también las
emociones y así podemos investigarlas y comprenderlas. Es importante entender porqué surgen estos
trastornos egoístas, cómo nos engañan, cómo funcionan en nosotros y con qué
deseo, necesidad o creencia están asociados.
Y al final
aplicamos una técnica para eliminarlos, por ejemplo oración, visualización, (o
oración y visualización juntos), eliminación en los 49 niveles subconscientes, tomar
flores de Bach, EFT (tapping), método sedhona, reflexionar en las
consecuencias de la emoción negativa y los beneficios de la virtud
correspondiente etc... Si hay una creencia errónea que sostiene estas emociones
y pensamientos hay que trabajar con esta y cambiarla por la correcta. Hay que
trabajar también con el deseo o la necesidad que están relacionados con estos
pensamientos y emociones.
Eliminando
las emociones y factores que están relacionados con la impaciencia
Para eliminar la
impaciencia tenemos que eliminar también la ira y el miedo porque estos dos son
las emociones que siempre surgen junto con la impaciencia. Recuerda que la
impaciencia surge cuando deseamos o queremos algo, cuando nos gusta o no nos
gusta algo (este par de gusto-disgusto es
solo una modificación del deseo mismo) o cuando tenemos miedo por algo. Y
junto con el deseo, el miedo y el gusto-disgusto surge la ira que es también una
modificación del deseo; recuerda que detrás de las emociones negativas se halla
el deseo como su causa original.
Entonces, si por
ejemplo, no hay gula en nosotros también no habrá impaciencia para comer.
Esperaremos tranquilos en la mesa hasta que el camarero nos traiga la comida.
Por eso, para superar la impaciencia hace falta eliminar también la energía del
deseo que es la causa de la impaciencia o para ser más preciso el deseo mismo
se transforma en impaciencia así como en ira, miedo, decepción y depresión
según las circunstancias.
Y la raíz de
todo es el egoísmo, ya que todas las expresiones llamadas ´egoístas´ son solo
una expansión de nuestro ego. El ego es el centro en torno al cual giran todas
las tendencias egoístas y su naturaleza esencial es el deseo.
Yo deseo, Yo quiero (placer, posesiones,
comodidades, éxito, fama, dinero, etc.), Yo
tengo miedo, Yo estoy enfadado, Yo tengo prisa, Yo espero, Yo creo, Yo como, Yo siento placer, Yo, Yo, Yo
... todo tiene que ver con nuestro Yo; todo es un proyección y una expansión
del Yo que su naturaleza es esencialmente el deseo. Entonces, si eliminamos el
Yo, todo el árbol con los patrones y tendencias egoístas se acaba -lo mismo
pasará si eliminamos el deseo.
Pero, para la
gran mayoría de la gente le es imposible trabajar directamente con el ego o el
deseo. Hace falta mucha preparación así como capacidades espirituales y
mentales en un nivel muy alto. En el principio, tenemos que aplicar un Sadhana
(programa diario de prácticas espirituales) que nos ayudará a desarrollar
virtudes y capacidades mentales y emocionales sin los cuales no podremos
avanzar seriamente en el sendero espiritual.
Para que tengas más ideas sobre el trabajo espiritual y
la eliminación de la emociones negativas y las tendencias egoístas en general
te propongo leer los siguientes
artículos: