La ignorancia y las ilusiones van juntas y asumen diversas formas de expresión. Vivir en la ignorancia nos mantiene en un estado onírico, cuyas características principales son vivir en la identificación, el olvido (de nuestro verdadero Ser), el apego, el miedo, la separación, tener falsas creencias e ilusiones sobre nosotros mismos, la vida y Dios y desarrollar una gran variedad de defectos como el orgullo, la lujuria, la arrogancia, la avaricia, la ira, los celos, la culpa, la envidia, el odio y los pares de opuestos como el gusto-desprecio, la atracción-repulsión y la aversión. Todos ellos nos causan, en última instancia, miseria y sufrimiento.
Algunas ilusiones importantes cuando se vive en la ignorancia:
Percibir y creer que el cuerpo somos nosotros mismos, en lugar de la Conciencia que es nuestra verdadera identidad. Es decir, identificarse con lo que no se es e ignorar lo que se ES (la Conciencia).
Ver lo temporal como eterno y no ver lo eterno (Conciencia).
Vernos a nosotros mismos y al mundo como lo que no es.
Ver lo cambiante como inmutable y no ver la verdad inmutable siempre presente (Conciencia).
Ver el mundo fuera de nosotros y separado de nosotros (Conciencia), cuando está dentro de nosotros y es uno con nosotros.
Vivir como si nunca fuéramos a morir cuando la única certeza es que la muerte ocurrirá pronto (incluso 100 años después es demasiado pronto).
Creer que la felicidad puede encontrarse en los objetos, los placeres, las adquisiciones y el éxito, y no en nuestra esencia divina en el corazón.
Creer que los obstáculos a nuestra felicidad están fuera de nosotros y no dentro.
Creer que otros son responsables de lo que experimentamos cuando en realidad la causa está dentro de nosotros (nuestra programación, es decir, la ignorancia, los patrones emocionales, energéticos y mentales y nuestras creencias).
Creer que necesitamos ser amados para experimentar el amor cuando en realidad somos el amor mismo y podemos experimentarlo a pesar de la actitud y el comportamiento de los demás hacia nosotros.
Buscar estabilidad y seguridad en el mundo exterior, donde todo es inestable y cambiante.
Creer que no vivimos en la ignorancia ni nos hacemos ilusiones.
Creer que los asuntos de la vida exterior son más importantes que los del Alma.
Creer que las condiciones para la práctica serán mejores mañana que hoy. Sin embargo, sólo podemos practicar hoy (o mejor ahora), y mañana será un nuevo mañana, que en realidad nunca llegará ya que lo único que existe es el ahora.