La receta de felicidad verdadera y duradera
La receta es muy simple. Una mente pura-sattvica que habita en el corazón donde nuestra esencia divina brilla constantemente .
Nuestra esencia es atemporal, siempre presente aquí y ahora inmortal, impeecedera, inmutable, pacifica, libre, plena y dichosa.
Y cuando nuestra mente inmersa en ella experimentamos la dicha que no tiene limites ni depentancias. Por eso nadie y nada del mundo pueden robar o quitarnos esta felicidad.
El ladrón de la felicidad es el ego mismo que está arraigado en nuestra psique. Este ladrón psicológico polifacético crea un velo y nos impide experimentar e irradiar la dicha imperecedera del alma.
Es por eso que cuando liberamos nuestra mente del ego, este velo se disipa, la mente se vuelve pura-sáttvica, diáfana, transparente y lúcida, y así experimentamos e irradiamos completa e interrumpidamente la dicha perrena.