El deseo y el goce (placer)
El
 deseo excita la mente y los sentidos. Igual que un hombre chino es 
llevado de un lado a otro por sus cinco mujeres, así también es la mente
 arrastrada de aquí para allá por los cinco sentidos (Indriyas). Siempre
 permanece intranquila. 
Los
 deseos son innumerables, insaciables e inconquistables. Su goce no 
puede  (placer) producir satisfacción. Es una equivocación creerlo así. 
El goce aviva el deseo. Es como echarle aceite al fuego. El goce 
fortalece, aumenta y agrava el deseo. 
Puedes
 hacerte viejo y tu pelo volverse gris, pero tu mente permanece siempre 
joven. Tu capacidad puede desvanecerse, pero el anhelo permanece incluso
 tras haber llegado a la vejez avanzada. Los anhelos son las verdaderas 
semillas del nacimiento. Estas semillas del anhelo dan lugar al Sankalpa
 (pensamiento y imaginación) y a la acción. La rueda del Samsara (el círculo de renacimiento y muerte) se mantiene dando vueltas gracias a los anhelos.
La destrucción de los deseos
La mente es amante de lo fácil, es atolondrada y trivial. Debes refrenar esta naturaleza. El deseo por el placer y la comodidad está arraigado en la mente. Los aspirantes deben ser muy cautos y cuidadosos. No tratéis de cumplir vuestros deseos. Ése es un camino para controlar la mente. No debes ser indulgente ni clemente con la mente. Si incrementas tus necesidades, tus objetos engrosarán su número y los lujos llegarán uno por uno.
Cualquier
 objeto que la mente prefiera, has de renunciar a él. Cualquier objeto 
en el que la mente se recree constantemente o en el que piense muy a 
menudo, debes abandonarlo. Si te gustan mucho las cerezas o las 
manzanas, renuncia primero a ellas. Ganarás así mucha paz, fuerza de 
voluntad y control mental. 
No
 debes volver a tomar aquellas cosas a las que hayas renunciado. En 
cuanto renuncias a un objeto, el deseo por ese objeto en particular se 
vuelve fuerte y penetrante durante unos cuantos días y agita tu mente. 
Mantente tranquilo. Permanece firme, pues al final siempre acaba por 
disminuir y desaparecer. En cualquier momento en que la mente patalee 
por volver a obtener los objetos que ha rechazado, levántale la vara de 
Viveka (discernimiento). Eso la hará amilanarse y mantenerse tranquila.
Acéptalo
 todo como te venga en lugar de protestar. Con este sistema, uno 
aprovecha cada oportunidad. Uno se desarrolla fácilmente y gana mucha 
fortaleza mental y equilibrio de mente. La irritabilidad se desvanece. 
La capacidad de soportar y la paciencia se desarrollan también.
 El control de la mente es la única puerta hacia la Libertad (Moksha)
La
 libertad es el resultado de la desesclavización de la mente. Quien ha 
conquistado su propia mente es un verdadero potentado y un Maharaya. El 
hombre más rico es quien ha conquistado sus propios deseos, pasiones y 
mente. Si la mente está bajo control, importa poco si te encuentras en 
un palacio o en una cueva en los Himalayas, que te dediques a una 
intensa actividad mundana o te sientes en silencio.
La
 mente puede ser controlada por medio de una perseverancia incansable y 
de una paciencia igual a la de quien se dedicase a vaciar el océano, 
gota a gota, con una hoja de hierba. Amaestrar a un león o a un tigre es
 mucho más fácil que amaestrar la propia mente. 
