El yoga de la nutrición
por Aivanhov, Omraam Mikhael
Cómo considerar el alimento
Extracto de la Colección Izvor nº
204
No es tan esencial saber qué o
cuánto comer, sino cómo comer, cómo considerar el alimento, cómo hacer que el
acto cotidiano de comer deje de ser banal y devolverle el significado místico
que pudo alcanzar en la Santa Cena. Incluso aquel que no valora este aspecto
espiritual comprenderá que, con su forma de considerar el alimento, puede
penetrar más profundamente el misterio de las relaciones entre el hombre y la
naturaleza. La naturaleza da el alimento al hombre, pero el hombre puede, por
su pensamiento y sus sentimientos, extraer de este alimento elementos más
sutiles que contribuirán al desarrollo de todo su ser.
Cómo beneficiarnos de los elementos sutiles contenidos
en el alimento
Pensamiento del 27 de septiembre
de 2001
Comer es introducir en nuestro
organismo materiales que se utilizarán en la construcción de nuestro cuerpo
físico, pero también de nuestros cuerpos sutiles. Por lo tanto es
particularmente importante realizar este acto que repetimos cada día, varias
veces por día, en un estado de paz y armonía. Por eso siempre insisto en la
importancia de recogerse algunos minutos antes de las comidas. Sé que no es una
costumbre muy extendida; la mayoría de la gente ni siquiera hace una oración:
enseguida se lanzan sobre la comida, tragan hablando, riñendo, haciendo ruido
con los cubiertos… Por eso no obtienen muchos beneficios del alimento, sólo
absorben los elementos más toscos. Para absorber los elementos sutiles, los
elementos etéricos que contribuyen a nutrir también nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos, hay que prepararse para comer en la armonía y el
recogimiento.
Alimentarse es un acto que concierne a la totalidad
del ser
Extracto de la Colección Izvor nº
204
Puesto que el hombre no sólo
posee un cuerpo físico sino también otros cuerpos más sutiles, sede de sus
funciones psíquicas y espirituales, la cuestión que se le plantea precisamente
es saber cómo alimentar estos cuerpos sutiles, que por su ignorancia se quedan
a menudo sin alimento. Sabe más o menos lo que debe dar a su cuerpo físico,
pero no sabe alimentar sus demás cuerpos: el cuerpo etérico (o cuerpo vital),
el cuerpo astral (sede de los sentimientos y emociones), el cuerpo mental (sede
del intelecto), y aún menos los demás cuerpos superiores.
…Para el cuerpo físico es
necesaria la masticación. Para el cuerpo etérico hay que añadir la respiración;
la digestión es una combustión…, por lo que, al comer, deben detenerse de vez
en cuando y respirar profundamente, para que esta combustión permita al cuerpo
etérico extraer las partículas más sutiles del alimento.
…Deteniéndose algunos instantes
con una actitud de amor hacia los alimentos, ustedes preparan su cuerpo astral
para extraer partículas aún más preciosas. …Cuando el cuerpo astral ha
absorbido estos elementos, tiene todas las posibilidades para suscitar
sentimientos de un orden extremadamente elevado: el amor por el mundo entero,
la sensación de ser feliz, de estar en paz y de vivir en armonía con la naturaleza.
…Para alimentar su cuerpo mental,
un sabio se concentra en el alimento, e incluso cierra los ojos para
concentrarse mejor. Como el alimento representa para él una manifestación de la
divinidad, se esfuerza en estudiarlo bajo todos sus aspectos: de dónde viene,
qué contiene, qué cualidades le corresponden, qué entidades se han ocupado de
él. Estando su espíritu absorto en estas reflexiones, extrae del alimento
elementos superiores… De esta forma accede a una claridad, una penetración
profunda de la vida y del mundo…
Una transformación de la materia
Pensamiento del 9 de enero de
2001
El hombre come, todas las
criaturas comen, pero ¿por qué? Dirán que es para tener fuerzas. Sí, pero ¿no
hay otra razón? Todo lo que hacemos no tiene sólo una razón, un solo fin, y si
comemos, no es solamente para mantenernos con vida y con salud… Miren, ¿qué
hacen las lombrices? tragan la tierra y después la expulsan. Haciéndola pasar
de esta forma a través suyo, las lombrices trabajan la tierra con el fin de
airearla, de hacerla más rica, más fértil. Pues bien, eso es lo que el ser
humano hace también con el alimento. Por sus facultades psíquicas,
espirituales, el hombre pertenece a un grado muy superior al de la materia que
absorbe; así, al hacerla pasar a través de él, enriquece y afina la materia.
Esta es una cuestión que merece la pena ser meditada.
Paz, Luz, Amor